A principios del siglo X, probablemente en el año 908, el rey navarro Sancho Abarca levantó un castillo en el altiplano de la comarca que hoy es conocida como la Rioja Alavesa. Nace así Laguardia con una función principalmente militar, respondiendo al talante guerrero de su fundador. A principios del siglo XIII Sancho VII se propone fortificar no sólo el castillo, sino la villa entera, convirtiéndola en plaza fuerte y baluarte inexpugnable.
Poco queda ya del castillo y las murallas de la villa, destruidas en su mayoría durante las guerras carlistas. Algunas secciones de la muralla aún son visibles y del antiguo castillo se conserva la torre abacial. Junto a las estrechas calles de corte claramente medieval destacan las dos iglesias de la villa, la de Santa María de los reyes y la de San Juan Bautista. Ambas son de estilo románico y gótico, la se San Juan posee uno de los pórticos góticos mejor conservados de la península, construido en el siglo XIV y con policromía del XVII.